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miércoles, 28 de octubre de 2009

"CUÉNTAME"


Cuéntame un cuento
Terapias de los cuentos

Es una disciplina que une los conocimientos de
múltiples ramas del saber, enseñándonos el potencial sanador de los cuentos y
dándonos recursos para intervenir en los procesos psíquicos con esta
herramienta, que siendo un legado del inconsciente colectivo; nos aporta
nuevas perspectivas para la toma de conciencia en torno básicamente a lo que
es cada cuento, para que nos sirve y como lo podemos utilizar en nuestra tarea
terapéutica y sanadora

son un regalo de nuestros antepasados. Un Tesoro
escondido a los ojos de todos de la forma más sabia: que es disfrazándolos
como “algo inocuo” “cosas para los niños”.

Cada Cuento es el Mapa de cómo llegar a estos Tesoros.
Ellos nos van dando mensajes,
nos dan pistas de cómo conocernos, de cómo
curarnos, de cómo vivir felices y continuar nuestro camino.

“UN ENCUENTRO ENTRE CUENTOS”

2 comentarios:

  1. LA TRISTEZA Y LA FURIA




    En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta. En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas...

    Había una vez un estanque maravilloso.

    Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente...

    Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.

    Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque. La furia, apurada, como siempre esta la furia, urgida, sin saber por qué, se bañó rápidamente y mas rápidamente aún, salió del agua...

    Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...

    Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...

    Y así vestida de tristeza, la furia se fue.

    Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro, o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo, con pereza y lentamente, salió del estanque.

    En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.

    Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.

    Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza.

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  2. Cuántas veces nos hemos quedado parados ante al intento de hacer algo nuevo, de intentar algo que en realidad estamos deseando pero, nos hemos quedado quietos pensando......¿qué pasará?, ¿y si nos equivocamos?....¿no será mejor no intentarlo ?



    Cuando el pajarillo se hizo grande, su padre le dijo.



    --Hijo mío, no todos nacen con alas, no es que tengas obligación a volar, pero seria muy penoso que te limitaras tan solo a caminar, teniendo esas alas que el buen Dios te ha dado....Pero yo no sé volar, contesto el hijo.



    Es verdad contesté el padre, y lo llevó hasta el mismo borde de la montaña---Ves, este es el vacío. Cuando desees volar, párate aquí, tomas aire, y vas a saltar al abismo extendiendo tus alas. ¿y si me caigo?, contestó el pajarillo. Aunque te caigas, nada te pasará, sólo algunos magullones pero, te harán más fuerte para cuando lo vuelvas a intentar.



    Volvió a su pueblo y se lo comentó a todos sus amigos.....¿estás loco? le dijeron.. ¿quien necesita volar?...Sus mejores amigos pensaban lo contrario. ¿Y si fuera cierto? Decidió intentarlo y se subió a la copa de un árbol, y saltó.....Se hizo un gran chichón en la frente y por el camino se encontró con su padre...!Me mentiste! No puedo volar, ¡mira qué golpe me he dado!



    Hijo mío--dijo el padre--- para volar, hay que crear el espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen, es lo mismo que como tirarse en paracaídas. Necesitas altura para saltar.



    Para volar, hay que empezar corriendo riesgos....Si no quieres, quizás lo mejor será resignarse y seguir caminando para siempre.

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